Tener un buen comportamiento en la oficina es esencial para el funcionamiento armónico en la misma. Puesto que una oficina va más allá que sus sillas de oficina o mesas de ordenador, vamos a daros algunas claves para interiorizar una serie de normas o patrones que favorezcan una buena convivencia. ¡Comencemos!
El respeto y la educación son los dos valores esenciales que han de regular el comportamiento en la oficina. En ocasiones, el alto ritmo de trabajo y estrés pueden hacernos perder los papeles y vernos sobrepasados por la situación. Antes de dar una mala contestación o ponerse a discutir hay que relajarse, reflexionar y pensar antes lo que se va a decir, así como sus consecuencias.
La comunicación es otro de los grandes paradigmas en el ámbito empresarial. Es importante transmitir entre los diferentes compañeros o superiores nuestras quejas, problemas, ideas o propuestas. Esto hará que los posibles conflictos que hubiera puedan ser tratados de la manera más rápida y eficaz y que los posibles efectos nocivos de una mala relación sean atajados lo antes posible.
¿Sabíais que los roces, quejas o molestias respecto a nuestros compañeros se denominan agendas ocultas? Es precisamente esto lo que se ha de evitar adoptando un comportamiento positivo en la oficina.
Siguiendo con la comunicación, el flujo comunicativo entre las diferentes escalas o jerarquías dentro de la oficina ha de ser lo más directo posible. De hecho, las últimas teorías y técnicas en lo que a gestión empresarial se refiere abogan por eliminar las barreras entre jefes y trabajadores. Al fin y al cabo comunicar y motivar es lo que diferencia a un “jefe” tradicional, rígido y autoritario, de un “líder” contemporáneo, comunicativo y motivador.
Transmitir la información y posibles cambios en la oficina es algo necesario para comprender la situación de le empresa y el porqué de las decisiones. Controlar los movimientos de personal y presentar a los nuevos trabajadores son cuestiones importantes en las relaciones laborales.
El trabajo en equipo esotra de las cuestiones fundamentales y que tienen mucho que ver con nuestro comportamiento en la oficina. Nuestra empresa es un sistema formado por varios departamentos y nosotros somos los engranajes que han de estar perfectamente sincronizados con esos departamentos, y por supuesto, con el resto de nuestros compañeros. El efecto sinérgico que se produce cuando trabajamos en equipo fortalece las relaciones entre empleados y ayuda a conseguir los objetivos fijados. Es por ello que hay que entender trabajar en grupo como algo positivo y enriquecedor, más que un mero compromiso o imposición.
Establecer relaciones cordiales es un hábito saludable de comportamiento en la oficina. Para ello es recomendable abandonar momentáneamente nuestro espacio de trabajo y acercarnos a nuestro compañero para tener un breve encuentro, en lugar de hacerlo por teléfono o email. Este acercamiento muestra cercanía y fomenta las relaciones interpersonales. Además permanecemos físicamente más activos, algo también interesante.
Mantener una mentalidad positiva, en la que siempre esté presente el progreso y crecimiento personal y profesional siempre favorece que la energía positiva también fluya. Con una visión optimista veremos los problemas como retos y la alta exigencia como una oportunidad de mejora y superación.
La generosidad y el sentido de pertenencia a un grupo son ingredientes muy interesantes también para un buen comportamiento en la oficina. En un mundo en el que prima el auge de los valores individuales en detrimento de los colectivos puede marcar la diferencia reforzar nuestro sentimiento de pertenencia al grupo de trabajo. Ser competitivo es algo muy valioso y necesario, pero es importante comprender que necesitamos la ayuda de nuestros compañeros de trabajo para lograr el éxito y alcanzar las metas.
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