No solo los muebles de madera crujen: aquí te damos las claves de las sillas de oficina que crujen, que casi siempre suelen ser las de calidad baja. Si notas que tu asiento suena raro o chirría, tómalo como un aviso o una llamada de socorro: necesita un arreglo o cambiarse por otra, por ejemplo, por una silla gamer beige.
– Falta de lubricación: es uno de los motivos más habituales. El mecanismo de giro, para que éste sea suave y silencioso, necesita lubricante, al igual que una cadena de la bicicleta o cualquier sistema de fricción.
– El cilindro de gas ya no sostiene el peso: una silla de escritorio cuenta con uno de estos cilindros entre la base y el asiento, que sirve para regular la altura de este. Pero con el tiempo falla y no cumple su función, y puede hacer que la silla suene más de lo debido.
– La estructura de las sillas de oficina que crujen está deformada: cualquier silla, ya sea de oficina o de comedor, está diseñada para soportar un juego de pesos y fuerzas que le imprime la persona que se sienta en ella. Las de peor calidad suelen resistir peor y ceder a ello, ocasionando crujidos.
Además, hay algunas partes de las sillas de oficina que sufren un especial desgaste, y ello a menudo lleva aparejado ruido. Es el caso de las ruedas, por estar más en contacto con el suelo, el relleno del asiento o los reposabrazos. Cuando cada una de estas partes no cumple su función bien, es hora de pasar de las sillas de oficina que crujen y cambiarla por otra nueva.
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