No cabe duda de que el gaming es una actividad en auge. De hecho, hace ya tiempo que la facturación de este sector superó a la de otras industrias de entretenimiento como la del cine. Prueba de este auge es la cantidad de accesorios de ordenador que se diseñan específicamente para este uso: ratones gaming, teclados gaming y un largo etcétera. El mobiliario no iba a ser menos: las sillas de escritorio para gamers se han convertido en un elemento imprescindible para los aficionados a los videojuegos de ordenador.
Estas sillas gaming deben ser, ante todo, ergonómicas: deben facilitar la postura ideal para la partida. Los ángulos de inclinación del cuerpo deben ser los correctos: tanto el de la espalda como el del brazo-antebrazo y el de la cabeza. La posición de las piernas también debe ser cómoda, y ello tiene que ver con la altura del asiento.
Características específicas de las sillas de escritorio para gamers
El primer requisito, por tanto, es que sea regulable, tanto la altura del asiento como el ángulo del respaldo. Los modelos más avanzados, como el Montecarlo, incluyen mecanismos para ambos ajustes.
Otra característica es el acolchado, que debe ser abundante para proporcionar la mayor comodidad. Tanto el asiento como el respaldo deberían estar bien mullidos.
En las sillas de escritorio para gamers tampoco deberían faltar ciertos elementos, como los reposabrazos y las ruedas. Los primeros facilitan la postura ideal del brazo y el antebrazo, mientras que las segundas facilitan los movimientos por la habitación.
Sería recomendable que este tipo de sillas estén homologadas para largos usos, puesto que hay partidas que se alargan durante varias horas. Modelos como el Dakar están homologados para usos de 8 horas al día.
Por último, aunque puede resultar secundario, el estilo de las propias sillas debería ser especial, con unas líneas deportivas muy marcadas. La Racer Pro II y otras muchas adoptan un estilo de competición como si del asiento de un Fórmula 1 se tratara.
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