Decir que las sillas de escritorio cómodas son importantes para la higiene postural parece una obviedad, pero lo cierto es que es algo que parece desplazado a un segundo plano en determinados modelos, donde se prefiere un diseño bonito a uno saludable. Aquí te damos algunas indicaciones de cómo deben ser estas sillas de escritorio y te mostramos modelos de Ofisillas que combinan estilo moderno y saludable.
El primer requisito es que estas sillas sean ergonómicas, es decir, que se adapten a nuestro cuerpo, y no que nuestro cuerpo se adapte a ellas, forzándolo en posturas antinaturales.
Pero como cada cuerpo es diferente, las sillas de escritorio cómodas deberían llevar un sistema regulable que las haga aún más adaptables a nosotros. Por ejemplo, un regulador de altura para que las piernas estén relajadas y los pies bien apoyados en todo momento. O un regulador de inclinación del respaldo para que la espalda esté lo más erguida posible y que suele ajustarse en función al peso corporal, como en el caso del modelo Zulema.
Otra característica que aporta comodidad es el acolchado. El asiento debería estar bien mullido, aunque con la firmeza justa. El respaldo puede estarlo también u optar por otras soluciones blandas, como mallas transpirables. Modelos como el Triton 400 llevan acolchado incluso en los reposabrazos.
Sillas de escritorio cómodas: casos aún más especiales
Hay determinados colectivos que tienen aún mayor necesidad de una silla de oficina cómoda. Por ejemplo, los trabajadores que pasen muchas horas sentados frente al ordenador.
Por otro lado, los niños también necesitan sillas de escritorio cómodas desde los primeros momentos, adaptadas a su peso y a su estatura. De hecho, sentar a los niños en sillas de adulto es algo que desaconsejan todas las asociaciones de fisioterapeutas. Por eso, en Ofisillas también tenemos una sección dedicada a las sillas de escritorio infantiles.
Y por último, de manera mucho más específica, también deberían cuidar la calidad de su asiento aquellas personas con problemas físicos a los que afecte de manera directa la acción de sentarse. Es el caso de aquellos que padecen o han padecido un sinus, quienes sufren de hemorroides o los que presentan dolores ciáticos.
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Tendemos a fijarnos más en la estética y no en preocuparnos por la salud de nuestro cuerpo